PERDÓN. PERDÓN, DE VERAS.
Nunca un perdón abrazará tanto…
Nunca un perdón llega tarde.
Una puerta que se abre, hacia donde el que recibe quiera.
Pero ahí queda…
Perdón. Perdón, de veras.
Nunca un perdón debe negarse.
Escuchémoslos.
No, no borran las lágrimas, ni la sangre, ni el dolor …Ni
resucitan almas.
Pero siempre traen aire.
Así lo creo.
Alivian algún rincón aún sin calma.
Y susurran, incluso, a la rabia.
Porque esconden un tiempo de pensar. De reconocer.
Y sí, claro que hay cosas que no se olvidan. Es más, no
deben olvidarse.
Pero lo llorado merece un final.
Y hoy ese perdón nos alcanzará a todos.
Se está extendiendo entre muchos..lo sé.
Y nunca un perdón nos unirá tanto. También lo sé.
Recibámoslo con respeto.
Valemos más que el odio vertido.
Los ojos que dejaron
no quieren llorar más.
Lo vivido, aprendido. Lo que vive, a vivirlo.