11 de noviembre de 2020


 



EL GATO

´´No me mires así. Por lo menos tendré que probarlo´´ Te dije mientras te posaba a mi lado y buscaba el sacacorchos.

En Barcelona nos instalamos rápido. Te situé al fondo del salón, en un rincón. Parecía que las cortinas, a juego con tu color leña, te acariciaban el lomo. Ahí quedabas bien. No estorbabas. En el último piso te coloqué de tal forma que sujetabas la puerta de la cocina, que con la corriente a veces se cerraba de golpe. Así que no te quejes, a la habitación no vas a volver porque no hay amantes que vigilar.

Yo mientras me puse a trabajar y sin darme cuenta han pasado los dos años. Ahora creo que nos va a tocar Valencia.

Pronto los de la mudanza tocarán el timbre. Pero este rato a solas, como en las típicas películas de comedia romántica, debe merecer la pena. El casero ha estado hace unas horas, agradecido por este tiempo y por el trato. Ha sido él quién me ha traído esta botella de tinto, con una tarjeta en la que me deseaba lo mejor. La primera vez que le vi supe que era un buen hombre.  Me ayudó a subir las maletas, mientras yo te llevaba bajo el brazo. ¿Te acuerdas? Ha sido la única persona que ha entrado en el apartamento esta temporada.

Llamaba a la portería cada vez que se rompía algo. Él subía encantado, y después recogía mi agradecimiento en forma de licor que le dejaba en la mesa del comedor.

Hoy era al revés. El pobre a saber dónde había conseguido este vino tan caro.

Beber esta cosecha en vaso de plástico iba a ser un sacrilegio, pero las copas seguían guardadas desde la última mudanza.

´´Mañana es mi cumpleaños. Si llego a tiempo, voy a comprar marisco y un buen postre para cenar. ¿Qué te parece? Quiero también llamar a mi hermana, la debo una invitación. E igual me regalo un vestido´´ - Te conté mientras me servía el pimple.

´´Vamos a brindar por otra etapa superada. Oye, ¿Dónde quieres esta vez el piso? ¿Les digo a mis jefes que preferimos costa? ¡¡Ver los domingos a una mujer y a un gato de madera pasear por la playa tiene que ser divertido!!- Llorar y reír a la vez que bien sentaba.

´´Es agotador esto de tener que estar siempre bien. Me duelen los pies de tanto tacón de aguja y odio este color de labios. Lloro en la ducha para que nadie me oiga, como si viviera con alguien. Y sigo comprando comida de más por si acaso invito alguna compañera o por si acaso conozco a alguien. ¡Por si acaso mierda! ´´- Si. Sé que sueno como una canción antigua de pop. Ya me lo digo yo. A ti se te da mejor escuchar.

Puse el corcho a la botella y la coloqué en la mesa del comedor. Me calcé las agujas, mientras me metía la camisa por dentro del pantalón.

Cogí un trozo de papel de cocina, me agaché y con el reflejo de la vitrocerámica me sequé las lágrimas y limpié el carmín que sobresalía de su sitio.

Preparé el talón para la empresa de transporte y eché el último vistazo.

Te busqué de nuevo. Te acaricié el rostro, como si lo sintieras, y te coloqué en tu rincón.

No sé qué te vi en ese mercadillo de Londres donde te compré. Igual fue por el aire vigoroso que se te aparece o la mirada triste que te han pintado. O porque estaba enamorada.  

El caso es que me sigues a todas partes. Manda narices, como si no hubiera mejor decorado que una estatua de un felino. Te has convertido en parte de algo y ese no era el plan.

Los de la mudanza van a terminar pronto porque cada vez tengo menos trastos.

"Disculpa, ¿Con la figura que hay en el salón qué hacemos?"

"Déjenla ahí. Regalo para los siguientes"

Segundo relato

 


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