SIN QUERER
—Te quiero
—Con querer no va a ser suficiente.
—Pero por algo se empieza.
—Y por eso mismo, a veces, se acaba.
Nadie,
solo el tiempo y el dolor de los finales, te revela eso.
Que hay
declaraciones de amor que se detienen, sin saberse, en la soledad de la
intención.
Lo
mismo que septiembre y sus sin ganas.
Que empiezan
a liarse los bártulos, los besos, los wasaps.
Y uno,
mientras ama y duele, se da cuenta de que no todo puede caber bajo el nombre
del amor.
Que
habrá te quieros que por sus formas, su ser, o a la mejor por sus justas medidas,
no nos entren en las ropas. Y nos aprieten las costillas.
Que ya
sea muy larga la lista de la compra.
Y
ninguno de los dos seremos culpables, ni prisioneros, de esas figuras que ya
solo encajen bajo las sábanas.
No.
Tampoco dos cuerpos húmedos bastarán.
Y será
ese te quiero el suficiente, justo el del principio, el que nos despida.
Y será
un día cualquiera, de viento dócil, seguro que honestos, con las mínimas
heridas.
—Pues, entonces, quizás sea mejor empezar sin querer.