27 de mayo de 2020




ES SENCILLO

Mentir no está bien.



Mentir duele y mata.



Duele en el orgullo, muy dentro, y mata lo que hubo.



¿Por qué mentimos?



En ocasiones, quizás sea para evitar algo a alguien.



Como si nosotros fuéramos los dueños.



Como si nosotros, osados, eligiéramos que si y que no se debe saber.



Mentir posiblemente también tape eso que no queremos asumir.



Mentimos para disimular verdades. 



Para mover, con cierta libertad, el compromiso de sitio.



Porque no es lo mismo decir te quiero que querer.



Ni es lo mismo ser que parecer.



Mentimos bajo una buena fe improvisada.



Creyendo que será lo mejor.



Pero cuando se miente nadie gana.



Porque hay mentiras que son de todos.



Del que la crea,  del que la sigue y del que la tapa.



Y entonces, ¿Por qué mentimos?



Es sencillo.



La verdad no se va con cualquiera. 

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