Ya no.
Ya no estás.
La realidad esta vez traspasó fuerte nuestras esperanzas.
Las ganas de que no pasará por miedo a este ahora tan
´´irreal´´.
Te has ido sin molestar, silenciosa y en paz.
Ahorrándonos a todos lo frágil de tu último palpitar.
Dejándonos aquí un
bullicio, por ahora, difícil de calmar.
Pero también la mejor familia para batallar.
Ahora nos toca a nosotros, matriarca, eso de gobernar.
Te hemos llevado con él, a vuestra tierra.
La misma que habéis hecho ya
nuestra.
Donde ambas guardamos
nuestros primeros besos.
Y algún que otro secreto.
Sin duda, abuela, no había mejor lugar noventa años después
para dejarte descansar.
Aunque ahora ya sea todo diferente sin ti.
Gracias por las hijas que dejas.
Herederas de un corazón fuerte, de raza.
Gracias por cuidar de mi estos meses.
Los mejores de mi vida.
Con ellos comprendí lo débil que soy y lo fuerte que eras.
Descansa en paz, Abu.
Allí arriba te espera el amor.