12 de marzo de 2022

 



El gimnasio

Llevo un jersey que no es mío , está limpio y me vale, los pantalones rojos de hace días y las zapatillas de deporte , las últimas que me compró mamá para gimnasia. Tiene gracia, porque es justo donde mamá decidió que nos escondiésemos : Agatha, algunas vamos al gimnasio de la escuela, es subterráneo. Venid.

Estaba abierto, es amplio, por ahora seguro y tiene duchas, aunque intentamos usarlas lo mínimo posible. Cuando me suelte el pelo seguro que tengo la marca de la coleta y estará enredado. Aquí hay gente que tiene cepillos,como los de la peluquería, seguro que me los dejan porque parece que todo es de todos. Es como un campamento de verano pero sin monitores. Huele al cenicero del abuelo Patrik cuando los domingos, después de comer, se fumaba aquel puro. A la chaqueta , gris y vieja, que traía siempre puesta. Recuerdo que un día la toqué, sin querer, y me dio repelús. Otras veces, huele parecido a la tienda de pájaros , al autobús que nos lleva a Irpin cuando mamá tiene médico y un poco al jabón de la ducha. También huele al sudor de días, al que echas colonia para disimular. Yo lo hice una vez, recuerdo, cuando el colegio nos llevó una semana de excursión y quise ponerme la camiseta chula del primero día en la fiesta de despedida. Me gustaba un compañero de clase, que seguro que ahora estará por ahí arriba, y quería que se fijara en mí. Qué tonta, como si no me hubiese visto antes. Esto me ha hecho reír. No dejo de mirar a mí alrededor por si baja Cintia, mi mejor amiga, pero la vi marcharse en el coche con su familia. Quizás no sepa que estamos aquí, no pude ir a avisarle. Mamá no me dejo.

Llevo días con dolor de barriga y me despierto por las noches, como cuando me toca dentista. Estoy nerviosa pero no quiero contárselo a mamá, porque no quiero que llore más. Por las tardes, algunas vecinas, mamá y las nuevas amigas que tiene aquí, hacen café en un aparato redondo , igual que el  papá usó aquel verano en el camping. Una de ellas tiene una radio y cuando acabamos de merendar, a media tarde, cambia de emisora y sube el volumen. Entonces, suena la música y bailan, yo me río de vergüenza pero me gusta ver a mamá contenta. Sabe bailar muy bien. 

Yo sé que hay guerra, lo oigo en los baños, por eso papá no ha venido. El abuelo Patrik ya lo decía :es más fácil que me mate la guerra que estos puros cubanos.

Concurso Voces de Ucrania



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