MIRÁNDOTE 

Mirándote  aprendí lo que era el amor.

Aprendí que no se trata de mucho, sino de querer(se) bien.

Aprendí que la verdad siempre con el primer paso, sino en la espalda pesará demasiado.

Mirándote supe qué hacer aquel día, hoy , y mañana.

Con el vértigo de sabernos libres e imperfectas.

Mirándote me supuran las heridas. 

Y vuelvo a nuestra habitación. A ser pequeña. 

Cogida de tu mano quiero seguir mi vida.

Mirándote, hermana, soy simplemente 

feliz. 

Tú eres siempre mi camino de vuelta.

Y si,lo estás haciendo muy bien. 

No temas.

Mirales a los ojos  y sabrás que todo mereció la pena.

Cumples sueños y años, hermana. 

Y el mejor regalo ,sin duda, es miraros y 

saber que  nunca estaréis  solas. 

Ella tampoco nos suelta. 

Te quiero,Lola. 

   

     

                             SALVARSE

Regresar al lugar donde uno fue es un acto valiente.

Es  pararse en este caos.

Y mirarse más allá que de refilón.

Una sensación hasta liberadora.

La oportunidad, quizás, de perdonarse los fallos.

De conversaciones encontradas.

De abrazos ahora completados.

Es recordar, con nostalgia, lo que ya no seremos.

A ser, por un momento, lo que fuimos.

Mientras nos recorre ese especial escalofrío.

Es ver como te haces mayor desde la esquina de tu habitación.

Contándote las cicatrices.

Hacer recuento de llantos

Y no.

No es restar camino.

Ni retroceder.

Porque volver, en ocasiones, es salvarse a uno mismo.

YA NO

Ya no.

Ya no estás.

La realidad esta vez traspasó fuerte nuestras esperanzas.

Las ganas de que no pasará por miedo a este ahora tan ´´irreal´´.

Te has ido sin molestar, silenciosa y en paz.

Ahorrándonos a todos lo frágil de tu último palpitar.

Dejándonos  aquí un bullicio, por ahora, difícil de calmar.

Pero también la mejor familia para batallar.

Ahora nos toca a nosotros, matriarca, eso de gobernar.

Te hemos llevado con él, a vuestra tierra.

La misma que habéis hecho ya  nuestra.

Donde ambas  guardamos nuestros primeros besos.

Y algún que otro secreto. 

Sin duda, abuela, no había mejor lugar noventa años después para dejarte descansar.

Aunque ahora ya sea todo diferente sin ti.

Gracias por las hijas que dejas.

Herederas de un corazón fuerte, de raza.

Gracias por cuidar de mi estos meses.

Los mejores de mi vida.

Con ellos comprendí lo débil que soy y lo fuerte que eras.

Descansa en paz, Abu.

Allí arriba te espera el amor.

SEPTIEMBRE

Septiembre, casi siempre, huele a nueva etapa.

Aunque llegue anticipado.

A ganas y a muchos nervios.

A forro de libros recién cortado.

A primeras veces.

Huele también a ´´echar de menos´´.

A nostalgia de verano mientras vemos las fotos en el metro.

Con la tez palideciéndose  bajo chubasqueros.

Septiembre es otra oportunidad.

Huele a cambios.

A bienvenidas.

A matrículas, mudanzas y nuevos amigos.

A decisiones y a retos.

Huele a comienzo.

Con el miedo de sabernos en buen camino.

Quizás Septiembre sea eso, hacerse mayor sin quererlo…

¿Qué a qué olía?

Olía a intriga.

A piel prendiendo.

A calor.

Al deseo que habíamos serenado.

Olías a paz.

A amor.

Olía aún a pelo mojado.

A palabras saliendo nerviosas.

Olía al miedo de que las heridas aún sangraran.

Olías a ganas.

A muchas ganas.

A cuerpo nuevo.

A verdad en el sexo.

Olía a besos abriendo futuro.

A manos prudentes buscando camino.

A cielo abierto.

Olía ya a ti y a mi creando universo.